La mayoría de los padres reconocen sonrojarse frente a esta pregunta cuando proviene de sus hijos, pero la verdad es que debieran considerar un privilegio que busquen esta información en la casa y no con sus pares, ni en otros lugares.
Lo primero que se aconseja es no alarmarse, no asustarse, ni tratar de evitar el tema. Si nos alarmamos, los niños podrían concluir que no debieron haber hecho esa pregunta, que se trata de algo reprochable o algo oculto, esto podría provocar que ante cualquier situación relacionada con el tema decidan no recurrir a nosotros. Si evitamos el tema, podemos provocar que busquen esta información en otro lado, no teniendo los mejores resultados la mayoría de las veces.
Desde que los niños son pequeños debemos nombrar sus genitales con los nombres reales y sus funciones, con el fin de que haya claridad respecto al tema, de esta misma manera debemos hablarles respecto a la sexualidad y la procreación. Debemos guiarnos según las propias dudas. Los pequeños hasta los 4 años van a tener la duda acerca del embarazo, de cómo crecieron en el vientre de la madre, de cómo nacieron, los niños de 5 a 7 años, van a presentar mayores dudas respecto al cómo, tal como preguntan acerca del sol, la luna y la lluvia, niños más grandes, de 8 en adelante buscarán respuestas más lógicas, ligado a lo científico.